11 de noviembre de 2009

Respuesta alemana a la segunda proclama

La respuesta de la colonia alemana a la segunda proclama de Don Juan Rafael Mora Porras fue ejemplar. Ese mismo día llegó a manos de nuestro presidente una carta con las firmas de 35 germanos ofreciéndose para cooperar con Costa Rica en la guerra contra los filibusteros en la forma que nuestro caudillo dispusiese, aunque una buena parte de la colonia alemana tenía propiedades o trabajaba fuera de la capital, por lo que no pudieron ponerse a las órdenes de nuestra patria ese mismo día y lo tuvieron que hacer posteriormente. 

Es importante que se conozca y reconozca que si a alguna colonia debe Costa Rica su grandeza es sin duda alguna a aquellos alemanes que vinieron a petición de nuestro gobierno.



Fuente: Archivo Nacional de Costa Rica



(Traducción literal)

¡Al Excelentísimo Presidente de la República de Costa Rica Señor Don Juan Rafael Mora!

Los abajo firmados alemanes se aprovechan de la ocasion para manifestar á V.E. sus simpatias i deseos de cooperar para Costa Rica en la guerra actual contra los filibusteros. Si V.E. nos halla utiles en alguna cosa, disponga V.E. con franqueza i confianza de

Sus atentos servidores

Guillermo Nanne
Dr. Francisco Ellendorf
Juan Braun MD.
Carl Wilhelm Luthmer
Francisco Rohrmoser
Martin Flutsch
Carlos von Bülow Fischer
Carl Pauly
Carlos Johanning
Adalberto Johanning
Eduardo Johanning
Gustavo Froelich
Victor Hermann Gólcher
Heinrich Ellerbrock
Carlos L. Schwägerl
Horacio Lutschaunig
Julián Carmiol
Julián Carmiol hijo
Otto Emilio Loeper
Dr. Carlos Hoffmann
Otto von Schröter
Philipe Daum
Agustine Piepper
Carlos C. Pape
Heinrich Schrewe
Francisco Kurtze
J. M. Bacher
Enrique Reichet
Eduardo Gellert
Fernando Hermann
Valenthin Lempke
G. Schuller
Friedrich Mathiess
Juan Jochs

San José, 1 Marzo 1856

Traducción Tomada del libro “Karl Hoffmann. Cirujano Mayor del Ejército Expedicionario” (Luko Hilje, 2007).


Proclamas de Don Juan Rafael Mora Porras - Segunda



El Presidente de la República de Costa Rica
A todos sus habitantes


Compatriotas:

¡A las armas! Ha llegado el momento que os anuncié. Marchemos a Nicaragua a destruir esa Falange impía que la ha reducido a la más oprobiosa esclavitud. Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos.

Ellos os llaman, ellos os esperan para alzarse contra sus tiranos. Su causa es nuestra causa. Los que hoy los vilipendian, roban y asesinan, nos desafían audazmente e intentan arrojar sobre nosotros las mismas ensangrentadas cadenas. Corramos a romper las de nuestros hermanos y a exterminar hasta el último de sus verdugos.

No vamos a lidiar por un pedazo de tierra: no por adquirir efímeros poderes; no por alcanzar misérrimas conquistas, ni mucho menos por sacrílegos partidos. No, vamos a luchar por redimir a nuestros hermanos de la más inicua tiranía: vamos a ayudarlos en la obra fecunda de su regeneración, vamos a decirles: Hermanos de Nicaragua, levantaos: aniquilad a vuestros opresores. Aquí venimos a pelear a vuestro lado por vuestra libertad, por vuestra patria. Unión, nicaragüenses, unión. Inmolad para siempre vuestros enconos; no más partidos, no más discordias fraticidas. Paz, justicia y libertad para todos. Guerra sólo a los filibusteros.

A la lid pues, costarricenses. Yo marcho al frente del ejército nacional. Yo que me regocijo al ver hoy vuestro noble entusiasmo, que me enorgullezco al llamaros mis hijos, quiero compartir siempre con vosotros el peligro y la gloria.

Vuestras madres, esposas, hermanos e hijos os animan. Sus patrióticas virtudes os harán invencibles. Al pelear por la salvación de vuestros hermanos, combatiremos también por ellos, por su honor, por su existencia, por nuestra patria idolatrada y la independencia hispanoamericana.

Todos los leales hijos de Guatemala, El Salvador y Honduras, marchan sobre esa horda de bandidos. Nuestra causa es santa, el triunfo es seguro. Dios nos dará la victoria y con ella la paz, la concordia, la libertad y la unión de la gran familia centroamericana.

Juan Rafael Mora Porras.
San José, marzo 1° de 1856

Proclamas de Don Juan Rafael Mora Porras - Primera



El Presidente de la República de Costa Rica
A todos sus habitantes

Costarricenses:

La paz, esa paz venturosa que, unida a vuestra laboriosa perseverancia, ha aumentado tanto nuestro crédito, riqueza y felicidad, está pérfidamente amenazada.

Una gavilla de advenedizos, escoria de todos los pueblos, condenados por la justicia de la Unión americana, no encontrando ya donde hoy están con qué saciar su voracidad, proyectan invadir a Costa Rica para buscar en nuestras esposas e hijas, en nuestras casas y haciendas, goces a sus feroces pasiones, alimento a su desenfrenada codicia.

¿Necesitaré pintaros los terribles males que de aguardar fríamente tan bárbara invasión pueden resultaros?

No; vosotros los comprendéis; vosotros sabéis bien qué puede esperarse de esa horda de aventureros apóstatas de su patria; vosotros conocéis vuestro deber.

¡Alerta pues costarricenses! No interrumpáis vuestras nobles faenas, pero preparad vuestras armas. Yo velo por vosotros, bien convencido de que en el instante del peligro, apenas retumbe el primer cañonazo de alarma, todos, todos os reuniréis en torno mío bajo nuestro libre pabellón nacional.

Aquí no encontrarán jamás los invasores, partido, espías ni traidores. ¡Hay del nacional o extranjero que intentare seducir la inocencia, fomentar discordias o vendernos! Aquí no encontrarán más que hermanos, verdaderos hermanos resueltos irrevocablemente a defender la patria como a la santa madre de todo cuanto aman y a exterminar hasta el último de sus enemigos.
 
Juan Rafael Mora Porras.
“San José, noviembre 20 de 1855”

31 de octubre de 2009

NUESTRO LOGO



M V
La letra “M” sobre la letra “V” significa Mora Vive.


La “Cruz Blanca” representa la cruz de palma bendita que colocaron la mayoría de nuestros soldados en sus sobre la cinta roja de sus sombreros.


Un Círculo sobre fondo negro es la mezquina circuición histórica que ha que han hecho los grandes intereses sobre la persona del Capitán General don Juan Rafael Mora Porras y del Ejército Expedicionario

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El amarillo es la luz que irradia por mérito propio nuestro Libertador y Héroe Nacional y que ilumina el sendero nacionalista de quienes aman a su patria

Karl Hoffmann, un médico heroico

Luko Hilje Quirós

Introducción

Hace más de siglo y medio, y tras 51 días de travesía desde Alemania, la noche del 14 de diciembre de 1853 el bergantín Antoinette arribaba a San Juan del Norte (Greytown), en la costa caribeña de Nicaragua. Entre el centenar de pasajeros que colmaban el pequeño buque, venían dos médicos: Karl Hoffmann, a quien acompañaba su esposa Emilia, y Alexander von Frantzius, quien años después se casó y enviudó aquí, y regresaría a Alemania, donde moriría.

Anhelaban ejercer su profesión para mantenerse, y así poder dedicar su tiempo libre a explorar nuestra naturaleza, que intuían rica y exuberante gracias a los prolijos relatos del naturalista y humanista Alejandro von Humboldt, quien en 30 volúmenes describiera sus expediciones de un lustro por varios países sudamericanos, Cuba y México. Compañeros de estudios, así como estudiosos de la naturaleza, en Berlín lo habían conocido ya anciano, y el noble y humilde sabio incluso escribiría una carta de recomendación para ambos, dirigida al presidente don Juanito Mora.

Se la entregaron y se convirtieron en sus amigos personales, tras una accidentada travesía de unas dos semanas bajo torrenciales aguaceros desde San Juan del Norte hasta San José, primero remontando los ríos San Juan y Sarapiquí a contracorriente y después a través de una angosta trocha entre densos bosques, abundantes en peligros, la cual ascendía para cruzar la Cordillera Volcánica Central por el paso de El Desengaño. Pero, a pesar de estas penalidades los augurios eran buenos, pues por fin habían llegado a su tierra de promisión, aunque nunca hubieran imaginado que el imprevisible destino los había traído al crudo y desventurado encuentro con una época de fuego, sangre, muerte y desolación.


En Prusia y Costa Rica

Oriundos de Pomerania, importante provincia agrícola y marítima del reino de Prusia y del imperio alemán, Hoffmann nació el 7 de diciembre de 1823 en Stettin, y von Frantzius el 10 de junio de 1821 en Danzig; hoy sus ciudades natales se denominan Szczecin y Gdańsk y pertenecen a Polonia. Ambos recibirían el título de doctores en medicina en la Universidad de Berlín en 1846, donde sus vidas de estudiantes serían marcadas por las rebeliones antimonárquicas en Europa, orientadas a la instauración de regímenes liberales y democráticos.

Todo ello conduciría a una fuerte represión política, sumada a las migraciones masivas de gente empobrecida, sobre todo hacia América. De recias y profundas convicciones liberales, así como descorazonado ante tal panorama, Hoffmann decidió emigrar hacia Costa Rica, donde residía entonces su amigo Fernando Streber, quien fungía como abogado y secretario de la Sociedad Berlinesa de Colonización para Centroamérica, dirigida aquí por el barón Alexander von Bülow, impulsor de la colonia Angostura, en Turrialba.

Hoffmann se estableció en San José, donde había una numerosa colonia alemana, mientras soportaba una enfermedad crónica -de diagnóstico incierto- que lo había aquejado desde joven, en tanto que von Frantzius lo hizo bajo el cálido clima de Alajuela, debido a una enfermedad pulmonar que padecía. Sus consultorios médicos eran también boticas -de hecho, von Frantzius fundó la Botica Francesa, nombre derivado de “Francius”, cuando años después se mudó a la capital-, así como museos para almacenar los animales y plantas que recolectaban; Hoffmann incluso tuvo ahí una vinotería.

Pronto su prestigio en nuestra sociedad se acrecentó, no solo por sus habilidades como médico, sino también por otros atributos personales. En palabras de su colega guatemalteco Nazario Toledo: “No menos fue estimable el Doctor Hoff­mann por sus dotes sociales: amable y sencillo en su trato; tenía por constitu­ción la dulzura tan precisa en el ejercicio de la medicina, como la caridad que en­gendra un corazón sensible como el su­yo. Muy lejos de ser arrebatado por la ávida codicia de los negociantes en medicina, se atrajo desde luego el afecto y todas las consideraciones de los vecinos del país y extranjeros por su generosidad en el ejer­cicio de su profesión”.

A pesar de su crónica enfermedad crónica y del poco tiempo libre que le dejaba el ejercicio de su profesión, pudo dedicarse a recolectar plantas y animales en lugares no muy distantes de la capital, los cuales enviaba a taxónomos en dos museos en Berlín, y en 1855 escalaría los distantes volcanes Irazú y Barva. Como resultado, escribiría sendos relatos de gran contenido científico y prosa lírica, verdaderas joyas literarias, que son valiosos aportes en el campo de la geografía humana.

Sus notables intuición y capacidad analítica, así como su rica formación científica, le permitieron hacer notables contribuciones en los campos biológico y biofísico (en vulcanología y climatología), siendo el primero en clasificar nuestra vegetación según la altitud. Asimismo, a pesar de la pobre infraestructura científica de entonces, pudo enviar unos 3300 especímenes a Berlín, de lo cual  resultarían descritas numerosas especies nuevas para la ciencia. Como tributo a su incansable labor, unas 40 especies portan hoy su nombre, como el oso perezoso Choloepus hoffmanni, la lechilla (Euphorbia hoffmannianum), el pájaro carpintero Melanerpes hoffmannii y la araña picacaballo (Sphaerobothria hoffmanni). Aunque anhelaba publicar un libro titulado Flora y fauna de Costa Rica, ello se frustraría debido a la guerra y a su implacable enfermedad.


En el frente de batalla

Ante la inminencia del ataque filibustero comandado por William Walker, el 1º de marzo de 1856 don Juanito llamó a las armas, mediante una emotiva proclama. De inmediato, 35 alemanes residentes en San José respondieron con una carta escrita por el médico Franz Ellendorf -gran amigo de Hoffmann-, poniéndose a sus órdenes. Pero, tal era la reputación de éste que, desde la víspera, don Juanito lo había nombrado Cirujano Mayor del Ejército Expedicionario, junto con los doctores Cruz Alvarado Velazco, Manuel María Esquivel y Fermín Meza Orellana, a quienes se sumarían después Andrés Sáenz Llorente, el nicaragüen­se Francisco Bastos y el ayudante Carlos F. Moya.

Ya el 20 de marzo se libraba la primera batalla, en la hacienda Santa Rosa, ganada en apenas 14 minutos por nuestros milicianos, con un saldo de 20 muertos y 31 heridos, quienes serían atendidos por el Dr. Alvarado. En un parte emitido al día siguiente, don Juanito, expresaba a su hermano José Joaquín que “mando a Ud. al Dr. Hoffmann con el practicante Moya y los utensilios que necesita el Dr. Alvarado”. Pocos días después él diría, una vez que los heridos arribaban a Liberia: “siguen llegando y recibiendo los cuidados del Sr. Dr. Hoffmann, que los atiende con un esmero y cariño de padre”. Esta y otras citas tomadas de partes de guerra revelan que Hoffmann actuó siempre con espíritu de servicio, abnegación, don de gentes, humildad y compasión.

Pocos días después, en una escaramuza en La Virgen, Nicaragua, el sargento Félix Jiménez recibiría dos balazos en el hueso de una pierna, por lo que Hoffmann debió hacer la primera amputación. Aunque tenía gran destreza, como lo indica Toledo al consignar que “habiendo hecho un estudio especial de la terapéutica externa, se distinguió siempre por su tino práctico en la pronta y fácil ejecución de las operaciones de cirugía”, puesto que el sitio estaba algo distante de donde acampaba el ejército, la víctima ya había perdido mucha sangre y moriría poco después. No obstante su pericia, puesto que “en aquella época [...] no se conocían entre nosotros los anestésicos”, según el Dr. Sáenz Llorente, esta cirugía debe haber sido terrible para la víctima.

Es posible que entonces se recurriera a embriagar al paciente y se utilizaran navajas o sierras, mientras que para evitar hemorragias las venas y capilares se cauterizaran con aceite hirviendo. Los problemas de cirugías durante la Campaña se pueden comprender mejor al compararlos con los de la Guerra Civil en los EE.UU., iniciada un lustro después, cuando los heridos a veces debían esperar dos o tres días por la falta de médicos, durante lo cual muchos morían. Además, no se podían limpiar las herramientas después de cada operación, por lo que hubo más de 200.000 muertes (más del doble de las debidas a la guerra como tal) causadas por enfermedades derivadas del contagio con los fluidos corporales de quienes las padecían.

Bajo condiciones tan lamentables, lo peor estaba por venir. Porque, ¿cuál equipo médico y con recursos tan limitados podría estar preparado para encarar una tragedia de 500 muertos y 300 heridos en menos de 24 horas? Porque ese 11 de abril en Rivas, ante el sorpresivo ataque filibustero, ni siquiera se había establecido un hospital de campaña, lo cual no se haría sino por la tarde. Serían solamente tres médicos (Hoffmann, Sáenz y Bastos), más el ayudante Moya, quienes debieron enfrentar tan descomunal labor y, obviamente, con medicamentos insuficientes para tantas víctimas.

Sin embargo, en el improvisado “hospital de sangre” hubo que encarar la difícil situación, lo cual los harían de la mejor manera posible. Pocos días después de la batalla Hoffmann elaboraría una lista muy detallada (con el nombre, el grado militar, sitio de residencia, lugar de la herida y la magnitud de ésta: leve, semigrave, grave, muy grave y gravísima) de los 270 heridos ahí albergados, cinco de los cuales morirían en dicho hospital en esos días y otros posiblemente lo hicieron en los días subsiguientes; en dicha lista constan las amputaciones practicadas a siete combatientes.

Valioso testimonio, tras resaltar los méritos de numerosos combatientes, un parte militar del general Pedro Barillier a don Juanito decía “¡y cuánto celo y acierto en los inteligentes cuidados prodigados a nuestros numerosos heridos por el señor Cirujano en Jefe Carlos Hoffmann!”. Pero pronto hubo que pedir equipo y medicinas, pero no sería sino el 28 de abril que se enviarían tres cajas de medicinas desde la capital, llevadas por los médicos Bruno Carranza y von Frantzius.

Estando en tales apremios, sobrevendría lo peor, pues el 20 de abril se manifestaría el primer caso de cólera morbus. Desconociéndose entonces que era causada por la bacteria Vibrio cholerae, y creyendo don Juanito y algunos médicos que era originada por “vapores miasmáticos” propios del entorno de Rivas, se cometió el grave error de ordenar el retorno de nuestras tropas a sus hogares, lo cual diseminaría ampliamente la peste al interior del país, abatiendo el 8-10% de la población.

No obstante la magnitud de esta catástrofe, ya el 12 de mayo Hoffmann encabezaba la lucha contra la epidemia, emitiendo por la prensa consejos atinados, tanto de tipo preventivo (evitar frutas y bebidas fermentadas, consumir reconstituyentes y mantener una actitud anímica positiva) como curativo (un medicamento consistente en gotas amargas vertidas en coñac o vino fino). Hoy se sabe que este tipo de alcoholes y las bebidas ácidas matan al bacilo de manera casi instantánea.

Lamentablemente, su muy deteriorada salud le impediría participar en la segunda etapa de la Campaña, librada sobre todo en el río San Juan, y poco a poco se retiró del ejercicio de su profesión. Al no contar con una fuente permanente de ingresos, en 1858 el gobierno le otorgó una pensión.

En febrero de 1859 los esposos Hoffmann se marcharon a Puntarenas, buscando un clima más adecuado para mitigar su enfermedad, con tan mala fortuna que casi de inmediato su esposa murió debido a una epidemia local de tifoidea. Y ya sin su único bastión afectivo y emocional, la situación de Hoffmann se agravaría, hasta expirar el 11 de mayo tras una agonía de once horas, cuando tenía poco más de 35 años. Poco antes, dictó a su amanuense y paisano Rodolfo Quehl una emotiva carta de despedida para don Juanito, quien el 8 de mayo había asumido la presidencia por tercera vez.

Sería enterrado en el cementerio de Esparza, en una fosa contigua a la de su esposa, como lo solicitara en su testamento. Pero los restos de la joven pareja serían exhumados por Anastasio Alfaro -entonces director del Museo Nacional- 70 años después, en 1929, por encargo del gobierno. Esto se hizo con motivo de la inauguración del monumento a don Juanito frente al edificio de Correos, en la capital, el 1º de mayo. Dos días antes, el 29 de abril, los restos serían inhumados en el Cementerio General, con la pompa pertinente a un General de Brigada.

Esa mañana, una pequeña urna morada con las banderas de Alemania y Costa Rica entrelazadas, recorrió sobre una cureña la capital, seguida por numerosas personalidades. Esto ocurrió ante la mirada de miles de ciudadanos que quizás -distantes en el tiempo- no podían entender a cabalidad los aportes de tan noble ser humano. Pero, inmortalizado en el mármol, el epitafio que reza “Costa Rica / al Doctor Karl Hoffmann / Cirujano Mayor del Ejército en la Guerra Nacional” es el testimonio inequívoco de la gratitud de un pueblo que, hasta la eternidad, venerará el legado y memoria de este genuino héroe, quien desde su campo tanto contribuyera a ganar las cruciales batallas en las que se afirmaron para siempre la independencia y soberanía de nuestro país.


27 de octubre de 2009

¿Se le ha dado al Capitán General Don Juan Rafael Mora Porras el Verdadero puesto que Merece en Historia Universal?

Eduardo Nassar Barahona


La Historia Alterada.

Siempre en un conflicto la primera victima es la verdad y como quien gana una guerra o está en el poder es el que escribe la historia, trata que esta se ajuste a sus intereses.

La historia puede entenderse como un conjunto de datos recopilados para registrar un acontecimiento de tal forma, que se pueda preservar a perpetuidad. Así, alterando la historia se aseguran quienes la recopilan, que solo se cuente lo que les favorece para así justificar sus errores y horrores.

Nuestra gloriosa  Campaña Nacional de 1856 y 1857 no es una excepción. Se han ocultado los grandes méritos logrados por el Ejercito Expedicionario y sus oficiales, a tal grado que lo que se les enseña a los estudiantes es que Juan Santamaría quemó el Mesón de Guerra (el cual no era un cuartel sino un mesón u hostal, cuyo propietario era don Francisco Guerra), y ahí terminó la batalla de Rivas y la guerra contra un filibusterismo aventurero y apátrida, sin la participación de oscuros intereses de naciones extranjeras.

Dichosamente no fue tan fácil ocultar la historia. Ante eso se recurrió a crear una mala imagen del principal caudillo de la gesta nacional y restarle importancia a sus actos heroicos y de su victorioso Ejército Expedicionario.

Primero repasemos nuestra historia.

Debemos de preguntarnos:


¿Que pretendía William  Walker?

Tenemos que considerar tres los factores principales por los que Usa deseaba apoderare de Centroamérica.


La Vía del Tránsito.

Es la más conocida de todas las pretensiones usanas y por lo tanto la que hay menos que explicar. Para nadie es un secreto que antes del canal de Panamá el viaje el Río San Juan era la mejor forma de atravesar el continente y esto no solo era válido para los americanos, a los europeos esta ruta les permitía agilizar su paso del atlántico al pacífico y viceversa, como era de esperarse Francia e Inglaterra se interesaron también por esta vía que ya estaba siendo explotada por intereses usanos.


El Destino Manifiesto.

Casualmente El presidente usano de ese entonces, Franklin Pierce, dice textualmente en su primer discurso presidencia:

“La política de mi administración no será constreñida por cobardes premoniciones sobre los prejuicios que puedan provenir de la expansión” Usa quería formar un para empezar un” mare Nostrum” en el Mar Caribe.

Este sentir de los fundadores de Usa era conocido y divulgado por nuestra prensa, nuestro órgano oficial El Clarín Patriótico, nos dice textualmente: “A fines del siglo XVIII el clero difundió la idea de la Israel Americana, pues estaban convencidos que el Pueblo Americano (ellos) estaba dotado de fuerza y sabiduría superiores. Que eran la Raza Elegida”.

Con esta convicción los usanos daban por un hecho la teoría del Derecho Natural de convertirse en los amos y señores de toda América. El señor Adam fue el segundo presidente de Usa, escribió en A Poema, ONE the Ricino Glory Of. America “Siempre he considerado la colonización del continente americano con reverencia y asombro, como la apertura de un grandioso escenario y un diseño de la providencia…”

Y si quedan dudas oigamos al redactor de La Declaración de Independencia de Usa, Thomas Jefferson quien también fue el tercer presidente y tal vez uno de los más grandes exponentes de la creencia del Destino Manifiesto. Un testimonio de esto, fue la carta que envió Jefferson a James Monroe al 24 de noviembre de 1801 y que decía:

“Imposible no prever tiempos distantes cuando nuestra rápida multiplicación, nos expandirá más allá de los actuales límites, y cubrirá todo el norte, incluso el sur del continente con una población que hable el mismo idioma (inglés), con leyes semejantes (usanas), sin mancha ni mezcla (blancos puros) sobre la superficie”.

Cuando James Monroe llega a la presidencia establece la política conocida con su nombre y advierte a Europa "América para los americanos”. Pero entiéndase que por ser el pueblo escogido, solo ellos se llaman americanos.

En ese tiempo nuestra prensa no tenía miedo ni estaba vendida a los grandes intereses: La Gaceta del 1º de febrero de 1851 dice de las políticas usanas: “Son un principio que consagra el triunfo de la fuerza sobre la debilidad; un principio que legitima el empleo de la intriga para arrebatarle a los pueblos vecinos su independencia y su nacionalidad”.

A don Juan Rafael las intenciones de Usa siempre le fueron claras y por eso se adelantada a los acontecimientos.

En junio de 1856 después de nuestros primeros triunfos el New York Herald justifica la presencia de ellos en Centro América, diciendo: ”Vinimos como columna de vanguardia de la civilización americana…nuestra nación se extiende más allá de los límites de la visión ordinaria y abarca el destino no solo de Nicaragua sino tal vez la redención y civilización apropiada de toda la América española”.


La Continuidad de la Esclavitud.

Cuando Franklin Pierce Gana las elecciones de 1852 ya es visible que los grupos abolicionistas están igualando fuerzas con el Partido Demócrata partidario de la esclavitud.

En los estados del norte la población que era afín al Partido Republicano que crecía rápidamente y se podía preveer el conflicto que generaría la llegada de los antiesclavistas al poder. La única solución era anexar nuevos territorios que aumentase la cantidad de votos delegados y así impedir el triunfo abolicionista.

Una guerra abierta sería apoyada por todo el pueblo usano. Pero solo con el interés de expansión y no el de crear estados comprometidos con la esclavitud, ya que el congreso estaba dividido entre los abolicionistas y los esclavistas.

También temían la reacción inglesa que tenía grandes intereses el la región. Por lo tanto requerían otras estrategias.

Políticos de esa Nación habían adquirido una gigantesca extensión de terreno de la Mosquitia. Pierce planeó dárselas a ciudadanos usanos en especial sureños para que ahí se establecieran.

El señor Kinney que había sido parte de la agresión a Méjico fue el encargado de comandar la colonización en Centroamérica.

Pero a nuestro presidente no lo engañaban. Permitir que la costa atlántica fuera de extranjeros, era inaceptable. Sabía cual fue la estrategia para robarle gran parte de su territorio a Méjico.

En Texas el General Sam Houston logra colonizar partes de ese estado mexicano y eso fue suficiente para que al poco fuera anexado al territorio usano, en 1848 con una guerra abierta comandada por el general Winfield Scott.

Técnicas parecidas fueron empleadas en California, en Nuevo Méjico comprando y colonizando y probablemente emplearon técnicas similares en Arizona.

La colonización tiene cierto éxito en Nicaragua, Costa Rica protesta y Europa se alarma. Londres se opone enérgicamente ya que ellos también nos quieren colonizar.

Pero está envuelta en dos grandes guerras la segunda guerra del opio y la de Crimea. Y no cree prudente entrar en una tercera guerra. Pero tiene suficiente fuerza para amedrentar al gobierno usano. Este niega una participación directa con los colonizadores, sin embargo en vez de palas y hachas para colonizar las tierras, les entrega 5000 rifles de los más modernos de su arsenal y sus respectivas municiones.

En nuestro país la colonización no fue permitida, hay una declaración formal de nuestro gobierno dando como nulo, cualquier intento de adjudicar a extranjeros cualquier parte de nuestro territorio.

Se publica en el Boletín Oficial del 13 de octubre de 1855: “… Costa Rica está resuelta a reclamar y sostener todo atentado usurpador en cuanto abarque sus fronteras”.

El Ministro Adolphe Marie, dijo: “¿Quién se acostumbrará jamás a la idea de que algún día este suelo, recibido de los padres no sea trasmitido a sus hijos?”,  y expresó así el sentir de aquel pueblo que entonces amaba a su patria.

La colonización fracasó pero los el Partido Demócrata ya estaba trabajando en otra alternativa. A raíz de una disputa interna de Nicaragua, los liberales leoneses ingenuamente habían solicitado mercenarios usanos con William Walker a la cabeza.

A los filibusteros no les es difícil apoderarse de Nicaragua y en unas elecciones manipuladas por ellos Walker es nombrado Presidente de la República, luego mediante el Decreto del 22 de septiembre de 1856 se restableció la esclavitud que había sido abolida por el Decreto Legislativo de la Asamblea Federal Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América del 17 de abril de 1824.

Sin embargo, la preocupación de que el control de Nicaragua estuviera en manos de los filibusteros y que, según los informes transmitidos al Jefe de Estado de Costa Rica, don Juan Rafael Mora Porras, por el ministro residente en Washington Luis Molina Bedoya, Walker se proponía, con  los esclavistas del Sur de Usa, apoderarse de Centroamérica (Ya que con solo nicaragua no era suficiente), para que luego pudieran anexionarla a la Unión, y organizar los nuevos territorios en varios Estados, con cuyos votos aumentaría el número de los esclavistas en el Congreso Federal de Washington, e implantar la esclavitud para siempre o por lo menos por bastante tiempo más.


El Hombre que no se Vende.

Después de la rendición de Walker ese memorable 1º de mayo de 1957, el entones Presidente usano James Buchanan mandatario que será el último Presidente esclavista, alarmado ve como el partido republicano puede ganar las próximas elecciones y como el vehemente antiesclavista Abraham Lincoln se perfila como ganador de la convención republicana que se realizaría a principios de 1860 y trata de buscarle una desesperada solución al asunto.

No hay pruebas, pero si es bastante lógico que el golpe de estado contra nuestro Caudillo que es electo presidente por los costarricenses, fuera organizado y planeado por la Casa Blanca pero de todas formas los Montealegre y los militares traidores comprados no podían invertir ante lo ya ocurrido.  Por esto los usanos no puede reconocer de inmediato al gobierno de facto ya que la única solución era buscar la alianza de don Juan Rafael que era un líder indiscutible y reconocido por todo el mundo de aquel entonces. 

Por razones que no están claras nuestro caudillo no se queda en El Salvador, viaja a Usa, la tierra de sus enemigos y aquí los demócratas se juegan la última carta.

Cada ladrón juzga por su opinión y creyó el señor Buchanan que ofreciéndole a nuestro Capitán General ser el unificador de Centroamérica con un gobierno a su mando, este no podía rechazar semejante oferta.

Le prometió todo lo necesario: incluso al ejército y desde luego que el reconocimiento.

Lograr ese objetivo, con el apoyo ofrecido y junto con su carisma y los muchos simpatizantes que tenía el señor Mora Porras, se garantizaban un triunfo seguro.

Esta alternativa representaba el poder y el dinero por lo que la mayoría de los hombres hacen lo que sea. Pero nuestro caudillo fue categórico en que él jamás iba a traicionar a su patria por ningún interés mundano, Él no estaba a la venta.  Solo cuando los esclavistas vieron que jamás podrían comprar a don Juan Rafael, no les quedó más que reconocer y apoyar a los tiranos que usurparon el poder en Costa Rica y odiar cada vez más al caudillo.

Esta es la mejor prueba que siempre puso los intereses de La Patria sobre los personales o familiares.


El Mérito de Don Juan Rafael Mora Porras

Se obtiene mérito por lo que se hace o cuando se evita que otros hagan y en ambos casos nuestro Capitán General los tuvo en demasía. No vamos aquí a tratar de lo que el hizo, que fue mucho y que han sido escrito por algunos historiadores y en forma notoria por el señor Don Armando Vargas Araya en su libro: “El Lado Oculto del Presidente Mora”.

Analicemos que hubiese sucedido si no se hubiese actuado contra William Walker, como lo hizo nuestro Presidente.

Don Juan Rafael Mora Porras. Él fue quien previó los planes de Usa y se preparó para combatirlos sin lo cual de seguro los filibusteros habrían sido los dueños de Centroamérica.

Los gobiernos centroamericanos tenían a la falange filibustera como invencibles y esto limitaba su respuesta; no es sino hasta después de las batallas de Santa Rosa y de Rivas,  en las que nuestro Ejército Expedicionario se les enfrenta, en ambos casos con tropas de similares proporciones y armamentos y en las dos, resultan victoriosas las tropas costarricenses logrando por primera vez en la historia una victoria sobre Usa.

Nadie aparte del ejército expedicionario y el pueblo costarricense creían que era posible derrotar a las huestes invasoras, incluso ellos jamás lo esperaban. Después de nuestro triunfo en Santa Rosa, el mismo William Walker escribe en su periódico oficial “El Nicaragüense”: “No se encuentra un hecho semejante en la historia de los ejércitos americanos (usanos), a no ser el saqueo de la ciudad de Washington. Todas las ventajas de tiempo y de lugar estaban a nuestro favor, todo contribuía a ganar la batalla; pero ninguna de esas ventajas ni todas juntas nos libraron de una cruel y vergonzosa derrota”.

El mismo general Schlessinger derrotado en Santa Rosa por el arrojo y profesionalismo de nuestras tropas dijo que habían sido derrotados por tropas francesas, porque solo ellas se batían de igual modo.

Solo después de estos resultados intervienen tropas del resto de Centroamérica. ¿Hubiesen intervenido las tropas de las otras naciones centroamericanas, sin nuestro ejemplo? es difícil de saberlo, pero se habría dado un retraso en la respuesta dándole tiempo tanto al Presidentes Franklin Pierce como a James Buchanan para armar, agrandar y preparar los ejércitos filibusteros.

El General Víctor Guardia Gutiérrez hace en sus memorias un análisis de la Campaña nacional y dice al hablar del Capitán General Mora Porras: “…Tuvo este hombre el gran merito de haber afrontado la responsabilidad de la guerra…Si esta acción no se hubiera llevado a término, algunos meses más tarde no habría sido posible arrojar a los filibusteros del territorio centroamericano”.

Además es difícil para los soldados combatir con una fuerza a la que consideran invencible y para muchos latinoamericanos, los combatientes usanos eran invencibles ya que nunca habían perdido una contienda y nosotros rompimos ese mito.

La intervención de Don Juan Rafael fue oportuna ya que no les dio tiempo para preparar la segunda fase que era la conquista del resto del istmo como lo había prometido con su decir “Five or Non” o sea las cinco repúblicas o ninguna.

Junto con la sabia decisión de atacar sin darles tiempo de consolidarse, no podemos restarle méritos a la brillante actuación de nuestras selectas y profesionales tropas y su cuadro de mandos que cada vez se sentían y eran mejores que esa vil falange y que al final tuvimos hazañas casi inverosímiles como la defensa de Castillo Viejo en el cual Usa había enviado a su héroe el famoso coronel Henry T. Titus a cargo de 400 hombres debidamente armados para fortalecer al ya sitiado William Walker y esa formidable fuerza es detenida y derrotada del domingo 15 al jueves 19 de febrero de 1857 por nuestro brillante oficial don Faustino Montes de Oca Gamero a cargo de una veintena de valientes soldados costarricenses.

La diferencia de 20 a 1 fue superada por la astucia, el valor la buena preparación y sobre todo por ese sentir nacionalista que les había inculcando nuestro caudillo el Presidente y Héroe Nacional, El Capitán General Don Juan Rafael Mora Porras.

Este episodio, como muchos más han sido eliminados de la historia que se enseña a nuestros estudiantes y futuros ciudadanos con el nefasto propósito de opacar el mérito de aquellos patriotas que son los verdaderos responsables de nuestra independencia, y de mucho más. Sin los cuales hubiese caído toda Centroamérica en Manos usanas.


Consecuencias Para el Resto de América y el Mundo

Los intereses del destino manifiesto eran claros. Como primera meta era el todo el Caribe y después el resto del continente.

Si Centroamérica hubiese caído ante los filibusteros e incorporada a Usa. México sería una división incomoda y un obstáculo para el desarrollo de la nación usana que estaría dividida en dos partes, por lo que se puede asegurar que hubieran unificado su territorio para lo cual tendría que desaparecer a los Estados Unidos Mexicanos.

¿Se hubiera conformado Usa con la mitad del continente americano? Conociendo la historia de aquellos 102 peregrinos de ideas ortodoxas que llegaron a bordo del Mayflower a nuestro continente en 1621 y que a partir de entonces mediante constantes guerras con todos sus vecinos se han extendido como un cáncer, es muy difícil suponer que se conformaran con medio continente.

Por lo tanto independientemente de que a muchos grandes intereses no les guste, se le debe a nuestro Héroe Nacional El Capitán General Don Juan Rafael Mora Porras y al magnífico Ejército Expedicionario, no solo la independencia de Costa Rica, sino la de toda América. Y con América en sus manos el mundo entero estaría inseguro.


La Esclavitud

Si Centroamérica hubiese caído ante los filibusteros e incorporada a Usa como parte del bloque esclavista. Abraham Lincoln habría perdido las elecciones, Ya sabemos que durante su presidencia liberó a los esclavos mediante la Proclamación de Emancipación, aunque ésta sólo los liberara en áreas de la Confederación no controladas por la Unión. Sin embargo, la proclamación hizo que el abolir la esclavitud en los estados rebeldes fuera un objetivo oficial de la guerra. Esto dio ímpetu a la adopción de las XIII y XIV enmiendas a la Constitución de Usa, las cuales abolieron la esclavitud y establecieron la imposición federal de derechos civiles.

Lincoln obtiene en las elecciones de 1860 con casi un 40% de la votación general, pero como ahí lo que cuentan son los votos electores, En el colegio Electoral obtuvo mayoría de Grandes Electores que le dieron el triunfo.

De integrarse Centroamérica a Usa este territorio le hubiera proporcionado al Sur demócrata suficientes votos electorales para mantener la esclavitud y continuar con la expansión esclavista.

Es difícil hacer proyecciones sobre el tiempo que se hubiese mantenido la práctica de la esclavitud. Pero se puede asegurar que sin la intervención de nuestro presidente y su ejército, Lincoln no se habría ganado y la esclavitud se hubiese prolongado quien sabe por cuanto tiempo y no sería extraño que hasta el presente. Esto no solo en Usa Walker la habría incorporado en el resto de Centroamérica como lo hizo en Nicaragua y después a todos los territorios conquistados y de ser posible al continente y quizás más allá.

Por lo tanto podemos afirmar que parte del mérito de la eliminación de la esclavitud hay que atribuírsela a Don Juan Rafael Mora Porras.


Quienes han valorado su Acción:

La religión Católica

Pese a que Walker se hace católico para facilitar su tarea, la religión católica es mal vista por los políticos usanos, se puede notar que ellos piensan que el catolicismo es una fuente de atraso, Thomas Jefferson nos desprecia diciendo que somos “…Un pueblo atiborrado de curas”. Y John Quince Adams cree que el catolicismo es un obstáculo para un buen gobierno.

Robert Kagan. Uno de los mejores investigadores de la actualidad escribe en el 2006 en su libro Dangerous Nation: “El perjuicio anticatólico persiste entre los políticos (usanos) quienes dudan sobre la posibilidad que la democracia prosperen en las naciones católicas”. Afirma que esto se ha prolongado a través de toda la historia usana.

En ese entonces todos éramos conscientes de esto. El obispo Llorente el 22 de noviembre de 1855 dos días después de la primera proclama de advertencia de Don Juan Rafael: “Es ya la hora, hermanos e hijos carísimos en Jesucristo de que os hablemos del inminente riesgo en que la Religión, la patria, nuestras instituciones, nuestra libertad se hallan”.

Continúa enumerando los peligros que representan los filibusteros de ese entonces y son los mismos que hoy. Finaliza afirmando: “¿Si Dios está a favor nuestro, Quién podrá con nosotros?”.

Luego, afirma con toda razón: “Todo está listo para emprender la guerra en la que se defienden los sacrosantos fueros de la religión vilmente conculcados por un invasor”.

La defensa de su religión fue sustento de esa valentía que siempre acompañó a nuestras tropas. El Boletín Oficial del 21 de mayo de 1856 nos narra: “Cuando nuestros soldados marchaban a combatir a los filibusteros, la misma divisa llevaban unos u otros en sus sombreros. ¿Qué los distinguía de sus enemigos? ¿Su traje, sus costumbres, su valor? Si todo esto, pero más que nada la fe en la justicia de su causa, la esperanza en la protección del Omnipotente, y una cruz, una cruz de palma, símbolo bendito de nuestra redención que la mayoría había colocado sobre las franjas rojas de sus sombreros. Era una santa cruzada. Era la manifestación de sus patrióticos sentimientos consagrados por el mágico fervor que inspira la más augusta de las religiones”. 

Todo el mundo católico estaba a su lado, Don Juan Rafael fue héroe para todos los representantes de la fe.

El papa Pío IX sigue de cerca sus pasos y al presentarse al Vaticano el canciller usano Lewis Cass lo recibe con una proclama de condena a Usa llamada “I filibusteri” que fue publicada esa misma mañana por toda la prensa romana.

Luego este mismo Papa predice agradecido “…todo Centroamérica se levantará para rechazar las bandas de forajidos norteamericanos cuyos principios y actos son antisociales, anticatólicos y antihumanos”.

Veamos parte de la carta enviada a nuestro canciller por el embajador de la Santa Sede Fernando de Lorenzana: “El sol de Santa Rosa alumbra a la aurora de la libertad en todo el mundo… La nacionalidad regada con ríos de sangre debe de alzarse al fin pujante de vitalidad y esplendor”.


El Mundo

La historia no le ha dado el lugar que merece junto con los grandes libertadores latinoamericanos, esto por sumisas políticas vergonzosas y el síndrome de Estocolmo que tenemos hacia Usa. El gran educador y escritor José Vasconcelos viene a Costa Rica y dice: “Se hincha de orgullo el corazón de patriota según se entera de la heroica gesta, la más pura gloria de la epopeya americana… La victoria costarricense nos libra del haber tenido en el Sur otra Texas”.

El renombrado geógrafo francés Élisée Reclus escribe: “El fracaso de los filibusteros en Nicaragua, no debe de ser considerado de simple importancia local, sino la suerte de Estados Unidos y el Nuevo Mundo”.

Y luego se pregunta: “¿Por qué el nombre de Rivas no toma sitio en la historia de los hombres al lado del de Maratón? Las peripecias de esta lucha americana no ha sido menos emocionante que las de los conflictos entre Europa y Asia y la causa que triunfó no fue menos gloriosa”.

El general don Pedro de Herrán quien en ese entonces era expresidentes de Nueva Granada hace la siguiente narración de nuestra heroica gesta: “En un pequeño recinto de Centroamérica están ocurriendo en este momento hechos grandes y gloriosos que merecen la admiración de las naciones poderosas. El pueblo de Cosa Rica, modesto, e inofensivo con quienes no le hacen mal, se levanta de repente como un coloso, vence y aterra a las orgullosas legiones de hombres feroces que la amenazan, da la mano al pueblo vecino para que recobre su liberad. ¡Ojala que ese ejemplo de sublime patriotismo sea apreciado y proclamado como merece en toda la América española! ¡Ojala que los gobernantes imiten en iguales circunstancias al virtuoso presidente de Costa Rica!”.

Los elogios a nuestro Caudillo no se limitaron al Continente Americano. En Francia y Gran Bretaña compararon nuestra Campaña Nacional con la guerra de Crimea, Alaban nuestra campaña contra el expansionismo usano. Italia se regocija de nuestros triunfos y la Casa Real prusiana no cesa de sentirse complacida y ufana de nuestra hazaña y alaba la participación alemana.

Nuestros triunfos enfurecen a Washington y el Procurador General de Usa bramando de rabia en un discurso pronunciado el 23 de abril de 1857, pocos días antes de la capitulación de Walker, dice: “La excelente raza blanca consumada personificación del intelecto en el hombre blanco y la belleza en la mujer, cuyo poderío y privilegio, va doquier y doquier se queda a cristianizar y civilizar, ordenar y ser obedecida, conquistar y reinar… Hombres naciones y razas pueden perecer ante nosotros. Esto es inevitable… Los hispanoamericanos, debilitados por su evidente incapacidad de autogobierno, están teniendo que soportar que una provincia tras otra caiga en la prístina desolación y así se preparan a recibir al pueblo y las leyes de los Estados Unidos”.

Esta cólera encuentra eco en algunos malos patriotas y militares pagados con monedas similares a las recibidas por el Judas original.

Destituyen al presidente electo, Ocultan lo que les es posible de nuestra historia, tanto de los verdaderos héroes como de los grandes acontecimientos y enlodan las figuras gloriosas de los patriotas de nuestro Ejército Expedicionario y sobre todo la de uno de los más heroicos personajes del Continente y del Mundo. El Capitán General don Juan Rafael Mora Porras

La situación aun se mantiene los grandes intereses tratan que con el trascurrir de los años se olvide y sepulte la figura de nuestro Caudillo. Podemos ver como críticos mediocres sin sentido patrio aun hoy tratan de confundir y enlodar a nuestros héroes nacionales, pero mientras un solo costarricense ame a su Patria y sienta en sus venas el nacionalismo que él sintió e infundió, Mora no morirá.


Mora Vive y Viva Mora

20 de octubre de 2009

¿QUIENES SOMOS?

La Tertulia del 56 fue formada por un grupo de costarricenses con el propósito de estudiar y discutir sobre la historia de nuestra Nación, dándole prioridad a nuestra Campaña Nacional de 1856 – 1857.

Viendo el desconocimiento histórico imperante en nuestro País y propiciado por los grandes y oscuros intereses, hemos añadido como uno de nuestros postulados el difundir la verdadera historia que se oculta e impulsar el desagravio a aquellos héroes que han sido victimas de narrativas vilipendiosas, infames y calumniosas.

12 de octubre de 2009

BIENVENIDA

La Tertulia del 56 pone a su disposición un espacio para conocer nuestra Historia Nacional en forma desinteresada y objetiva y lo invitamos a hacer los comentarios y preguntas pertinentes